El mejor tratamiento para el autismo debe
combinar varias disciplinas - conducta, desarrollo, académico, y medicamentos.
El tratamiento debe ser personalizado a las exigencias de cada niño en
individual y debe seguir el principio general del tratar de conseguir la
capacidad funcional mejor posible usando los recursos disponibles según
necesario.
Las modificaciones de la conducta pueden ser
de gran ayuda. Los niños con autismo pueden tener un comportamiento salvaje que
de no ser corregido puede conducir a severos comportamiento que amenaza sus
vidas que quizás requieran medidas extremas. Las modificaciones de conductas
estrictas y tempranas pueden prevenir un futuro uso de medicamentos e institucionalización.
¡Los padres deben recordar! Si la familia
cambia su comportamiento normal y asume rutinas anormales (a fin de acomodar a
los comportamientos anormales del niño y prevenir su berrinche), en vez de la
familia enseñarle comportamiento normal infantil, la familia entera se
desorganiza desde el punto de vista del comportamiento y el niño con autismo
pierde la posibilidad de aprender normal, el comportamiento aceptado
socialmente.
La modificación de conducta es eficaz de ser
aplicada estrictamente y debería ser dirigida a la corrección de todo que es
anormal en el niño, y es potencialmente corregible. (Ver la siguiente sección
sobre las
modificaciones de la conducta.) Otras disciplinas del tratamiento de
conducta y del desarrollo incluyen ABA, la terapia del lenguaje, la terapia
ocupacional, y la educación especial.
En
ocasiones, la terapia física puede ser provechosa en algunos niños con
PDD quienes también sufren de hipotonía (bajo tono del músculo) u otros daños
físicos. Los medicamentos para el autismo son utilizados como requerido,
dirigidas a objetivos de tratamiento específicos. Hay que tener de hecho en
cuenta que los niños con el autismo pueden reaccionar de improviso y
diferentemente a lo esperado a cualquier medicamento usado. Los niños que
también sufren de la hiperactividad (una combinación común) pueden beneficiarse
de estimulantes (Adderall, Ritalin, Dexedrine) como indicado en nuestra sección
de AD/HD de este sitio. Estos pueden reducir la hiperactividad y mejorar la
atención en niños con el PDD también.
Los niños
que tienen muchos síntomas obsesivos compulsivos (OCD) pueden beneficiarse de
SSRI (inhibidores selectivos de la reutilización de la serotonina). Disponible
en los EE.UU. en la forma líquida son Prozac, el Paxil, y Celexa. Los otros
incluyen Lurox y Zoloft. Estos son antidepresivos que también son de beneficios
en tratar OCD aumentando la concentración de serotonina en el cerebro. Estos
medicamentos fueron estudiados y han mostrado según las estadísticas una
mejoría significativa de algunos síntomas autistas comparados a placebos
(medicina falsa). Algunos niños, sin embargo, se muestran más agitados cuando
son expuestos a los SSRI. De todos modos, estos pueden ser considerados algunos
de los medicamentos más seguros para intentar.
Los
tranquilizantes mayores son usados en niños que tienen comportamientos muy
erráticos, perjudiciales, peligrosos. De ser recetados por la noche, estos
pueden ayudar con las dificultades de dormir. Estas medicaciones incluyen
Risperidal (forma líquida), Zyprexa, Melleril, Haldol, y Seroquel. Hay que
usarlos con la precaución y estar a la expectativa de algunos efectos
secundarios. La ganancia de peso es un efecto secundario muy común. Somnolencia
puede ocurrir también. Los efectos secundarios raros a largo plazo incluyen
disquinesia tardía, un desorden del movimiento que implica los músculos de la
boca, lengua, y extremidades. Estos pueden ser irreversibles. La disfunción
hepática ha sido también reportada.
Otros
medicamentos, incluso algunos antidepresivos tradicionales, medicamentos
ansiolíticos, y combinaciones de algunos anti convulsionantes han sido también
usados para el autismo, pero menos comúnmente.
Otros tratamientos diferentes como
educación de integración auditiva, tratamientos de vitaminas y minerales, e
inyecciones secretina, han sido anecdóticamente reportados como beneficiosos,
pero aún no se ha probado que hagan la diferencia y no son recomendados por la
Academia Americana de Neurología; por lo tanto su uso es controversial. Hay que
recordar que algunos niños con autismo mejoran "espontáneamente" sin
cualquier tratamiento aparente.
Esto
hace difícil determinar si la mejora estuvo relacionada con el tratamiento u
ocurrió espontáneamente, a menos que los estudios sean hechos en una manera
controlada y comparados al placebo. Lamentablemente, ninguno de los tratamientos
polémicos ha sido alguna vez probado eficazmente de una manera científica.
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