martes, 9 de agosto de 2016

¿Cuál es el mejor tratamiento para el autismo?




El mejor tratamiento para el autismo debe combinar varias disciplinas - conducta, desarrollo, académico, y medicamentos. El tratamiento debe ser personalizado a las exigencias de cada niño en individual y debe seguir el principio general del tratar de conseguir la capacidad funcional mejor posible usando los recursos disponibles según necesario. 

Las modificaciones de la conducta pueden ser de gran ayuda. Los niños con autismo pueden tener un comportamiento salvaje que de no ser corregido puede conducir a severos comportamiento que amenaza sus vidas que quizás requieran medidas extremas. Las modificaciones de conductas estrictas y tempranas pueden prevenir un futuro uso de medicamentos e institucionalización. 

¡Los padres deben recordar! Si la familia cambia su comportamiento normal y asume rutinas anormales (a fin de acomodar a los comportamientos anormales del niño y prevenir su berrinche), en vez de la familia enseñarle comportamiento normal infantil, la familia entera se desorganiza desde el punto de vista del comportamiento y el niño con autismo pierde la posibilidad de aprender normal, el comportamiento aceptado socialmente.
La modificación de conducta es eficaz de ser aplicada estrictamente y debería ser dirigida a la corrección de todo que es anormal en el niño, y es potencialmente corregible. (Ver la siguiente sección sobre las modificaciones de la conducta.) Otras disciplinas del tratamiento de conducta y del desarrollo incluyen ABA, la terapia del lenguaje, la terapia ocupacional, y la educación especial. 

En ocasiones, la terapia física puede ser provechosa en algunos niños con PDD quienes también sufren de hipotonía (bajo tono del músculo) u otros daños físicos. Los medicamentos para el autismo son utilizados como requerido, dirigidas a objetivos de tratamiento específicos. Hay que tener de hecho en cuenta que los niños con el autismo pueden reaccionar de improviso y diferentemente a lo esperado a cualquier medicamento usado. Los niños que también sufren de la hiperactividad (una combinación común) pueden beneficiarse de estimulantes (Adderall, Ritalin, Dexedrine) como indicado en nuestra sección de AD/HD de este sitio. Estos pueden reducir la hiperactividad y mejorar la atención en niños con el PDD también.


Los niños que tienen muchos síntomas obsesivos compulsivos (OCD) pueden beneficiarse de SSRI (inhibidores selectivos de la reutilización de la serotonina). Disponible en los EE.UU. en la forma líquida son Prozac, el Paxil, y Celexa. Los otros incluyen Lurox y Zoloft. Estos son antidepresivos que también son de beneficios en tratar OCD aumentando la concentración de serotonina en el cerebro. Estos medicamentos fueron estudiados y han mostrado según las estadísticas una mejoría significativa de algunos síntomas autistas comparados a placebos (medicina falsa). Algunos niños, sin embargo, se muestran más agitados cuando son expuestos a los SSRI. De todos modos, estos pueden ser considerados algunos de los medicamentos más seguros para intentar. 

Los tranquilizantes mayores son usados en niños que tienen comportamientos muy erráticos, perjudiciales, peligrosos. De ser recetados por la noche, estos pueden ayudar con las dificultades de dormir. Estas medicaciones incluyen Risperidal (forma líquida), Zyprexa, Melleril, Haldol, y Seroquel. Hay que usarlos con la precaución y estar a la expectativa de algunos efectos secundarios. La ganancia de peso es un efecto secundario muy común. Somnolencia puede ocurrir también. Los efectos secundarios raros a largo plazo incluyen disquinesia tardía, un desorden del movimiento que implica los músculos de la boca, lengua, y extremidades. Estos pueden ser irreversibles. La disfunción hepática ha sido también reportada.

Otros medicamentos, incluso algunos antidepresivos tradicionales, medicamentos ansiolíticos, y combinaciones de algunos anti convulsionantes han sido también usados para el autismo, pero menos comúnmente.



Otros tratamientos diferentes como educación de integración auditiva, tratamientos de vitaminas y minerales, e inyecciones secretina, han sido anecdóticamente reportados como beneficiosos, pero aún no se ha probado que hagan la diferencia y no son recomendados por la Academia Americana de Neurología; por lo tanto su uso es controversial. Hay que recordar que algunos niños con autismo mejoran "espontáneamente" sin cualquier tratamiento aparente.

 Esto hace difícil determinar si la mejora estuvo relacionada con el tratamiento u ocurrió espontáneamente, a menos que los estudios sean hechos en una manera controlada y comparados al placebo. Lamentablemente, ninguno de los tratamientos polémicos ha sido alguna vez probado eficazmente de una manera científica.
 

 

¿Cómo se diagnostica el autismo?

Todos los niños con autismo tienen problemas con:

  • Interacción social: la forma en que se relacionan con otros

  • Comunicación verbal y no verbal

  • Comportamientos o intereses repetitivos

Los bebés con el trastorno no se dejan mimar, evitan el contacto visual y no parecen querer o necesitar contacto físico o afecto. Pueden volverse rígidos o flojos cuando se los sostiene, llorar cuando se les levanta y mostrar poco interés en el contacto humano. Estos niños no sonríen o levantan sus brazos antes de ser levantados. No desarrollan apego por los padres y no muestran ninguna ansiedad normal hacia los desconocidos. No aprenden los juegos típicos de la niñez, como el cu-cu.

 

A medida que los niños con autismo crecen, a menudo tienen respuestas inusuales a experiencias sensoriales, como ciertos sonidos y la forma en que lucen los objetos. Estos síntomas pueden variar de leves a graves, y serán diferentes de un niño/a a otro. Por ejemplo, a un niño/a puede resultarle fácil aprender a leer pero tiene problemas en situaciones sociales. Sin embargo, en el autismo, cada niño/a exhibirá patrones de comunicación, sociales o conductuales que son individuales pero que se ajustan al diagnóstico general de autismo.

Los niños con autismo no siguen los patrones típicos de desarrollo infantil. En algunos niños, puede haber indicios de futuros problemas desde el nacimiento. En la mayoría de los casos, los problemas de comunicación o habilidades sociales se vuelven más notorios a medida que el niño/a crece (entre los 12 y 36 meses) y comienza a quedarse rezagado respecto a otros niños de la misma edad.

 

Algunos padres informan que los cambios ocurren en un período corto. Ellos notan que, repentinamente, sus niños comienzan a rechazar a la gente, actuar en forma extraña y perder el lenguaje y las habilidades sociales que tenían. En otros casos, hay una disminución en el nivel de progreso, de manera que la diferencia entre el niño/a con autismo y otros niños de la misma edad se vuelve más y más notoria a través del tiempo.

Mientras que una persona con autismo puede tener síntomas que van de leves a graves, alrededor del 10% de estos niños tiene una capacidad extraordinaria en un área, como las matemáticas, la memoria, la música o el arte. Esos niños se conocen como “autistas inteligentes.”

 

Aunque existen muchas preocupaciones acerca de etiquetar a un niño/a pequeño como autista, cuanto más temprano se haga el diagnóstico de autismo, más pront se pueden tomar medidas para ayudarlo. La evidencia de los últimos 15 años ha demostrado que la intervención temprana intensiva en un marco educativo óptimo por al menos dos años durante los años preescolares tiene mejores resultados en la mayoría de los niños pequeños con trastorno de espectro autista.

Para diagnosticar el autismo, los profesionales médicos observan los comportamientos específicos del niño/a. Algunos de estos comportamientos pueden ser obvios en los primeros meses de la vida, o pueden aparecer en cualquier momento durante los primeros años.

Para que se diagnostique autismo, un niño/a debe haber tenido problemas en al menos una de estas áreas: comunicación, sociabilización o comportamiento restringido antes de los tres años.

El diagnóstico tiene dos etapas. La primera etapa es la observación del desarrollo durante exámenes físicos infantiles. La segunda etapa involucra una evaluación exhaustiva por parte de un equipo multidisciplinario.

 

Estrategias Efectivas para enseñar a los niños con autismo.

1- ESTRUCTURAR EL AMBIENTE

La estructura física de un lugar es la forma como están distribuidos los espacios, muebles y materiales. Lo que el niño o niña ve en un lugar le informa o sugiere la actividad que se va a realizar, así como los materiales que puede utilizar y los que no. Un ambiente organizado y ordenado permite que el niño o la niña permanezca en la actividad y se motive por aprender. Una madre de un niño con autismo dice: “Hubiera querido saber desde el día en que me di cuenta de que mi niño presentaba autismo, la importancia de tener el ambiente organizado, con todo en su lugar, todo marcado y con dibujos”.

 En muchas ocasiones, la elevada actividad de los niños y las niñas con autismo se presenta porque el ambiente está muy mal organizado o sin actividades planeadas. Por ejemplo, debe señalarse claramente el lugar donde se come, donde se juega, donde se le enseña. Si esto no está bien organizado, debido a su atención en túnel, puede enfocarse en algo que no corresponde al momento. No es conveniente tener a la vista muchos materiales. Si es el momento de comer, el niño o niña debe ver solo lo que corresponde a la alimentación, en lugar de tener la televisión o juguetes al alcance.

Los niños y las niñas con autismo, al igual que todos, necesitan de espacios recreativos; a la mayoría no les gustan los lugares muy encerrados. Tampoco es conveniente que pasen siempre en el mismo lugar porque luego será difícil que acepten estar en lugares variados. Se deben buscar algunos espacios al aire libre, que le permitan desplazarse libremente, sin el riesgo de que se pierdan. Si aún no percibe peligros o le gustan las alturas, es necesario colocar límites que le impidan salirse o tener un accidente.

2 – ESTRATEGIAS VISUALES:

Todos los materiales visuales, ya sean dibujos, láminas, fotografías o símbolos, son elementos de gran ayuda para los niños y las niñas con autismo, tanto para el aprendizaje, el desarrollo de la comunicación, como para aumentar su comprensión y regular su comportamiento.

 3 – AGENDA DE ACTIVIDADES:

Los padres y maestros coinciden en lo efectivo que resulta anunciarle al niño o a la niña mediante dibujos o mediante objetos, la secuencia de actividades que se van a realizar en el día. Esto les permite ajustarse a lo que va a suceder, en lugar de dedicarse a otras actividades que quieren hacer a cada momento.  Gradualmente la agenda visual les permite estar bien dispuestos a realizar las actividades programadas. Muchas personas al comienzo creen que esto es innecesario, porque las actividades no varían mucho, pero con el tiempo se dan cuenta de su importancia para el niño y niña. Se hace la descripción al tiempo que se señala cada imagen frente al niño o niña. Cuando vaya a iniciar cada actividad muestra la imagen correspondiente; al finalizarla, anuncia que la actividad se terminó, se voltea o quita la imagen y se menciona la que sigue. De esta forma va siendo claro para el niño lo que falta.

 4 – ANTICIPACIÓN:

Debido a su particular forma de procesar la información, los niños y las niñas con autismo evocan en su mente las imágenes de lo que conocen o ha ocurrido antes. Lo que es nuevo o diferente de lo habitual les genera ansiedad y malestar. Por tanto, anticipar es fundamental para que la novedad o los cambios no los sorprendan. Consiste en dibujarle o mostrarle una foto mientras se le explica la situación que va a vivir a continuación.
Esta estrategia es siempre útil y tiene muchas aplicaciones. Sirve para anticipar cambios de actividades, para avisar que algo no ocurrirá como el niño o niña esperaba, para darle información sobre un sitio nuevo que se visitará, o para aclararle el comportamiento que se espera que tenga. Estos son algunos ejemplos:

Uso de anticipación para anunciar un cambio de actividad: Primero nos saludamos; luego tendremos un juego libre; después vamos a pintar; hoy no iremos al parque, porque esta mojado y con barro; por esto vamos a jugar pelota en el corredor; al regresar tendremos clase de dibujo y por último nos iremos a casa. Al tiempo que lo dice, le quita la imagen de la actividad anteriormente planteada y la cambia lentamente frente al niño o niña, por la imagen de la nueva actividad que se realizará.
Uso de anticipación para anunciar un cambio de lugar: En los jardines infantiles es frecuente que se realicen las actividades en varios lugares o salones, lo que a veces confunde al niño con autismo, pues por su tendencia a ser repetitivo, se le dificulta hacer cambios. Para facilitar esto, se pueden usar algunas señas que le indiquen en qué sitio se van a realizar las actividades. Por ejemplo, se hace un marco de color a cada imagen. Este color es el mismo de la entrada a ese lugar.
Uso de anticipación para anunciar un lugar o una actividad que usualmente rechaza: Esta secuencia de imágenes fue utilizada por una madre para preparar a su hijo para ir a la peluquería. El niño rechazaba esta actividad porque no le gustaba la sensación de las tijeras en su cabello y por el ruido del lugar. Al ver las imágenes el niño anticipaba que la actividad no se extendería y le aclaraba que el objetivo era exclusivamente el corte de su cabello.

Uso de anticipación para que acepte una frustración: Vamos a trabajar en la clase, pero primero debemos guardar el carro en el armario; cuando salgamos a recreo, lo puedes volver a sacar. La siguiente gráfica muestra la anticipación que le hizo una jardinera al niño para que accediera a guardar el carro, puesto que en un comienzo se alteraba si le mencionaban que era hora de trabajar:

Uso de anticipación para informarle cómo es un lugar nuevo que visitará: “Vamos a ir a la finca de una amiga mía en San Luis. Nos vamos a ir en bus y nos demoramos una hora. En la finca hay un río cerca, donde nos podemos bañar, pero todos juntos. Hay un lago con patos, pero ahí no nos podemos meter. Hay muchas gallinas en el corral y unos caballos en los que no vamos a montar. Allá hace mucho calor, van a ir 5 niños y muchos adultos.”

En este ejemplo, la madre le describe lo que sucederá, al tiempo que le muestra en imágenes. El niño logra imaginarse la experiencia que va a vivir.

 

 5 – LLEVARLO A CONOCER Y EXPONERLO A MUCHOS SITIOS:

Muchos padres evitan salir a diferentes sitios con sus niños o niñas con autismo, porque se comportan de manera inadecuada, con pataletas o conductas repetitivas. Los padres se avergüenzan de las miradas que reciben, ya que muchas personas de forma imprudente incluso los culpan y creen que es un malcriado; no saben cómo manejar esta situación, por el comportamiento irritable del niño o de la niña y terminan encerrados en sus casas para evitar problemas. Esto es un error, porque de esta manera consiguen que se aísle cada día más y no aprenda como comportarse apropiadamente.  Además los niños y las niñas que pasan mucho tiempo encerrados, se vuelven más inquietos e irritables. Los padres y madres que han logrado progresos con sus hijos o hijas, cuentan que para mejorar la conducta social de sus hijos y superar situaciones como las mencionadas, les han servido las siguientes estrategias:

-Anticiparle con una agenda visual, el lugar que van a visitar y las actividades que realizarán.

-No frecuentar siempre los mismos lugares, ir a diferentes parques, supermercados, cambiar de rutas, visitar diferentes familiares. Esto le permite al niño adaptarse con más facilidad a los cambios de entornos.

-Cuando van a realizar una visita, o ir a un lugar donde les tocará esperar, es útil llevar algunos juguetes del agrado del niño o de la niña.

-En casa se le anticipa que los puede utilizar al llegar a tal lugar. Esto evita que el niño o la niña comience a tocar lo que no debe y evita que comience a comportarse en forma inadecuada porque está aburrido.

 

6 – HACERLE EXIGENCIAS ACORDES A SU NIVEL DE DESARROLLO:

Al ver al niño o a la niña con autismo interesado en muy pocas cosas, puede ocurrir que no se le enseñe lo mismo que a los demás. Es necesario tener presente lo que a su edad se debe aprender en las diferentes áreas del desarrollo: motricidad gruesa (movimientos de piernas y brazos) y fina (movimientos de precisión con las manos), comunicación, socialización, independencia personal, cognitiva. Si al principio, el niño o niña con autismo no aprende al mismo ritmo de sus compañeros, no se debe desistir. Se deben emplear diferentes apoyos e insistirle de buena manera. 

7 – DAR INSTRUCCIONES EN FORMA APROPIADA:

Es frecuente que los niños y las niñas con autismo no sigan las instrucciones que reciben y continúen en su actividad como si no oyeran, porque no comprenden las palabras que les dicen. Es fundamental para su desarrollo, que aprendan el significado de las instrucciones que se les dan y que las cumplan como los demás compañeros.

 

8-EXIGIR LAS MISMAS NORMAS DE COMPORTAMIENTO:

Antes que considerarlo como un autista, hay que recordar que es un niño o una niña. Muchos padres, madres, cuidadores o jardineras olvidan esto y utilizan el autismo como explicación o justificación para su comportamiento, y no le exigen lo mismo que a los demás.El autismo no puede ser excusa para que deje de cumplir las normas.

 9 – UNIFICAR CRITERIOS:

 Muchas veces sucede que los adultos que tienen relación con el niño no se ponen de acuerdo sobre las normas que debe seguir el niño o la niña. Algunos exigen una norma, otros no lo hacen; algunos le ceden, otros le exigen, lo que no facilita que aprenda y avance.
En el jardín pueden estar varias personas, así que todos deben conocer el sistema de apoyos visuales que se utiliza para recordarle al niño o a la niña las actividades o normas que corresponden al momento; la persona directamente responsable no debe ser la única que le habla y le explica al niño.

Es frecuente que las demás jardineras que no están a cargo directamente, actúan como si le “perteneciera” solamente a la titular. Deben tener presente que hace parte de ese jardín o institución y por tanto, es responsabilidad de todos.

10 – TRABAJO EN EQUIPO:

Es necesario que la jardinera, el cuidador y los padres se pongan de acuerdo en las pautas para manejar su comportamiento inadecuado, favorecer su socialización, fomentar su comunicación y, en general, todo lo que se le debe enseñar.

De esta manera, todos realizarán un trabajo conjunto; de lo contrario, se sentirán solos en el proceso, y estarán poco motivados a persistir en las metas y estrategias.

11 – EMPODERAMIENTO:

 Esta palabra no es muy común. Significa dar poder, lo cual es sinónimo de fortalecerse. Antes se pensaba que cuando una persona enfrentaba un problema de cualquier tipo, debería buscar una institución o un profesional para que le diera solución. En los últimos años se busca que las personas mismas aprendan sobre la situación que viven, a gestionar apropiadamente los recursos y se fortalezcan. En el caso del autismo, los padres, las madres, los cuidadores y las jardineras que más satisfacciones reportan con los logros alcanzados en sus niños y niñas, son aquellos que se han propuesto aprender sobre el tema, asumir esta experiencia como un reto y no resignarse a que sean otros quienes consiguen los avances. Empoderarse implica aprender sobre el tema y llenarse de fuerza, valor y motivación para emprender las acciones necesarias para el desarrollo del niño o de la niña.

12 – ELOGIO Y RECONOCIMIENTO:

Los niños y las niñas con autismo, como ya se ha mencionado, tienden a mantener unos pocos intereses y sus puntos de vista son muy rígidos. Por esta razón, necesitan muchas estrategias que les ayuden a ampliar sus intereses, a tener en cuenta lo que los demás piensan y a enfocarse en las reacciones de las otras personas, para saber cómo comportarse en forma apropiada. Cuando logran algún avance en estos aspectos, deben ser elogiados por su esfuerzo. Por otra parte, se pueden frustrar si fracasan o las cosas no les resultan bien. Por esto resulta muy útil emplear con frecuencia frases positivas y acciones que les indiquen a los niños que lo que han hecho es lo que esperamos.

13 – APROVECHAR FORTALEZAS:

Las personas con autismo tienen muchas habilidades, que es necesario descubrir y aprovechar: Habilidades para el dibujo. Se debe emplear esta habilidad para establecer relación con otros, animándoles a que realicen dibujos o tarjetas para sus familiares o compañeros.

 

 

Causas del autismo en los niños

 

 

No se conocen con exactitud las causas, pero es probable que tanto el factor genético como el ambiental, desempeñen un papel fundamental en esta enfermedad.

Se ha descubierto que existen ciertos genes que están relacionados con el desarrollo del autismo. Además, estudios realizados a personas con autismo demuestran que tienen irregularidades en varias regiones del cerebro.

Prevalencia

Este trastorno lo pueden presentar individuos de cualquier raza y cultura, y con diferentes niveles socioeconómicos. Sin embargo, la incidencia en niños es cuatro veces mayor que en niñas.

A nivel mundial se estima que 5 de cada 10.000 personas presentan autismo clásico. La prevalencia aumenta si se tiene en cuenta a los niños que tienen síntomas más leves, aumentando entonces la cantidad a 21 de cada 10.000 personas.

Síntomas del autismo en los niños

Existen diversos síntomas que pueden ayudar a saber si un niño padece autismo:

Indicadores precoces:

  • No balbucea ninguna palabra al año de edad.

  • No señala ningún objeto hasta los 12 meses.

  • No responde a su nombre.

  • No pronuncia palabras hasta los 16 meses, o frases de dos o más palabras hasta aproximadamente los dos años.

  • No establece un contacto visual correcto.

  • Alinea de manera excesiva los juguetes u otros objetos.

  • No sonríe ni muestra receptividad social.

Indicadores tardíos:

  • No tiene interés en hacer amigos.

  • No es capaz de comenzar o mantener una conversación.

  • Es poco imaginativo a la hora de jugar.

  • Utiliza un lenguaje repetitivo.

  • Tiene rutinas y cualquier intento de modificarlas le genera una gran angustia.

  • Muestra un apego excesivo a determinados objetos.

Diagnóstico del autismo en niños

El médico hará un cuestionario a los padres para reunir toda la información posible sobre la conducta y el desarrollo del menor. Si existen sospechas de que el niño pudiera padecer este trastorno se le someterá a una evaluación integral, en la que participan un psicólogo, un neurólogo, un psiquiatra, un terapeuta del lenguaje, y otros especialistas capacitados para diagnosticar a los niños con autismo.

Lo mejor es un diagnóstico precoz, y ya se dispone de medios para detectar este trastorno antes de los 24 meses de edad.

Tratamiento del autismo en la infancia

Una intervención a tiempo, apropiada e intensiva, mejorará el pronóstico de los menores con autismo. Actualmente, existen diferentes programas educativos y de comportamiento para tratar al niño autista, que incluyen actividades constructivas y ayudas visuales que resultan útiles.

  • Terapia conductual: consiste en el entrenamiento de comportamientos empleando la psicología conductista; se estimulan las actuaciones deseables, y se limitan los indeseables. Tanto los padres como los educadores deben ser adiestrados previamente para poder realizar esta terapia con los niños.

  • Programa de educación especial: orientado a favorecer el desarrollo del lenguaje comunicativo y la interacción con otras personas. Las escuelas a las que acuda el menor deben tener material adecuado y personal cualificado para ayudar al niño a desarrollar el lenguaje y facilitar su integración social.

  • Farmacoterapia: en los casos en que el niño no responda a otro tipo de tratamiento, el médico le puede prescribir algún fármaco.

     

     

Pronóstico

La evolución de la enfermedad depende de cada persona; algunas necesitarán asistencia cuando sean adultas, mientras que otras conseguirán vivir de manera independiente.

El pronóstico será peor en los niños cuyo cociente intelectual sea bajo, y en aquellos que no sean capaces de hablar de manera comprensible antes de los 5 años.